Después de llevar a cabo una revuelta campesina en Hungría en 1514, György Dósza fue castigado encadenándolo a un trono de hierro candente y arrancándole trozos de carne con tenazas candentes. Luego, sus seguidores se vieron obligados a comérselo vivo mordiéndolo donde se habían insertado las tenazas.
Fuente: György Dózsa
