Alemania lanzó su gran ofensiva el 13 de agosto. A partir de entonces, la Luftwaffe se desplazó tierra adentro, centrando sus ataques en los aeródromos y centros de comunicación de la RAF. Estos ataques se intensificaron en la última semana de agosto y la primera semana de septiembre, cuando los alemanes consideraron que la RAF estaba al borde del colapso.