Los sombreros de burro eran originalmente un signo de gran inteligencia y sabiduría. El filósofo y teólogo John Duns Scot era partidario de los sombreros puntiagudos como medio para transmitir el conocimiento a la mente, y sus seguidores, conocidos como Dunsmen, los llevaban. En el siglo XVI, los Dunsmen habían caído en desgracia por considerarlos “atrasados”.
Fuente: The Dunce Cap Wasn’t Always So Stupid