Tribunales de animales. Los delincuentes más habituales eran, con diferencia, los cerdos, acusados y condenados por morder a la gente e incluso por comerse a los niños. La mayoría de los cerdos fueron declarados culpables y condenados a morir en la horca o en la hoguera. En 1386, un cerdo condenado a ser ejecutado fue vestido con un chaleco, guantes, pantalones y una máscara que se asemejaba a un rostro humano.
Los tribunales de animales eran celebrados por autoridades seculares y eclesiásticas, y el primer juicio documentado tuvo lugar en 1266. Los cerdos eran los acusados habituales, aunque los insectos, las ratas y otros mamíferos podían ser acusados de destrucción de la propiedad, robo e incluso asesinato.
Los animales condenados eran condenados a la horca o a la hoguera. Los animales que “no estaban sujetos al control humano y no podían ser capturados y encarcelados por las autoridades civiles” eran excomulgados.
Los estudiosos consideran que los tribunales de animales son una forma en la que los humanos pueden responsabilizar a algún ser tangible de una maldad inexplicable o de un acto atroz. Por ejemplo, juzgar a un cerdo y condenarlo por asesinato se produjo después de la muerte de un bebé que se dejó desatendido.